“LA TRANSPARENCIA EN EL PROCESO RECAUDATORIO DE LOS IMPUESTOS EN SINALOA. EL CASO DE CEAIPES.”

Jesús Octavio Quiñónez Gastélum

2.2.3.3. La Audacia de la Esperanza en las Políticas Públicas de EE UU

El actual presidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama 1 (2006), comenta que derivado de sus conversaciones sostenidas en su campaña para el senado, y sus encuentros con sus votantes le confirman la decencia de la gente americana, a su vez le recuerdan que la experiencia americana son un conjunto de ideales que continúan en la conciencia colectiva, un conjunto de valores comunes que nos mantienen unidos a pesar de nuestras diferencias, estos valores e ideales encuentran su expresión, no solo en los monumentos y en los libros de historia, sino que se mantienen vivos en las mentes y en los corazones de la mayoría de los Americanos, y nos inspiran orgullo, deber y sacrificio. En la era de la globalización y del cambio tecnológico, de los políticos y de las guerras culturales, ni siquiera vemos un lenguaje compartido con aquellos con quienes discutimos nuestros ideales, mucho menos las herramientas para llegar a consensos, que como nación nos permitan trabajar juntos para traer esos ideales. La mayoría de nosotros estamos a disposición de aquellos que escriben los discursos de los políticos y sabemos que las palabras altamente volátiles pueden deplorar en cínicas aspiraciones y como los más nobles sentimientos pueden ser subvertidos en el nombre del poder, la avaricia y la intolerancia. En tal clima, cualquier acepción de ideales compartidos o valores comunes pueden parecer esperanzadoramente ingenuos, sino es que peligrosamente bajos en derecho, un intento de endulzar sobre serias diferencias en política y actuación o, peor, un significado de burla de aquellos que se sienten enfermamente servidos por nuestros actuales acuerdos institucionales.

Mi argumento, comenta Obama, de cualquier modo, es que no tenemos alternativa, no necesitamos una prueba para saber que la mayoría de los americanos –Republicanos, Demócratas e Independientes- están cerca de la zona de muerte en que los políticos se han convertido, en los cuales los intereses ven por tomar ventajas y las minorías ideológicas buscan imponer sus propias versiones como la verdad absoluta. No importa de donde seamos, estados rojos o azules, sentimos profundamente la falta de honestidad, rigor y sentido común en nuestros debates políticos, y no nos gusta que parezcamos ser un continuo menú de falsas alternativas. Los religiosos o laicos, negros, blancos o morenos sentimos, correctamente, que los retos más significantes son ignorados, y que si no cambiamos el curso pronto, podemos ser la primera generación en un periodo de tiempo muy largo que deja una América más débil y fracturada de la que heredamos. Quizás más que en cualquier otro punto en nuestra más reciente historia, necesitamos un nuevo tipo de políticos, que puedan construir sobre esos entendimientos compartidos que nos unen como americanos. Es el tema de este libro: como podemos comenzar el proceso de cambiar a nuestros políticos y a nuestra vida cívica. Esto no es decir que yo se exactamente como hacerlo. No se. Tal vez, a través de la audacia de la esperanza.

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